Helena Terán es una tucumana radicada en Polonia desde hace más de 30 años. Su sueño siempre fue construir una organización para ayudar a los demás y desde 2018 lo concretó a través de “Pontes” (que en latín significa puentes), una asociación que funciona en Varsovia con el objetivo de ofrecer soluciones a personas en situación de migración. Pontes lleva adelante su tarea a través de distintos proyectos educativos y sociales, tutorías, talleres de habilidades blandas y prácticas y voluntariados.
Rusia atacó una base militar en la frontera con PoloniaRecientemente la ONG decidió lanzar un programa de ayuda para los migrantes ucranianos. Consideran que luego de haber recibido ayuda material los refugiados necesitarán un apoyo excepcional, tanto psicológico como de adaptación, durante los próximos meses.
En una entrevista con LA GACETA, Helena ofreció detalles acerca de su tarea y misión con la organización.
Misiles a 90 kilómetros de la OTAN: ¿qué pasaría si alguno cayera en Polonia?-¿Cómo surgió Pontes y en qué se basa el trabajo con los migrantes?
-La asociación surgió en el 2018 con la idea de hacer puentes, es decir integrar a la gente de otros países que vienen a Polonia. Anteriormente yo estaba trabajando en otra ONG llamada Panorama en otra ciudad de Polonia; allí desarrollamos un plan muy importante que se llama Fátima y es el que implementamos ahora aquí: un proyecto con la Unión Europea que coordinaba Londres, España, Eslovenia, Polonia y Letonia. La idea de estos cinco países era que en cada uno se hiciera un plan de integración con las personas que llegasen. En Polonia estamos abiertos a todos los países pero hace tres años que recibimos a ucranianos y ahora muchos más. En este proyecto dictamos clases de polaco para que la gente se adapte, además implementamos un “mentoring” que son conversaciones con preguntas para ayudarles a asimilar la nueva realidad, el nuevo trabajo o las nuevas posibilidades de trabajo y las nuevas circunstancias. Muchas veces acompañamos a través de las voluntarias a hacer trámites, por ejemplo de cómo sacar los papeles legales o como ir al médico, como hacer una entrevista de trabajo, entre otras cosas.
-¿Qué la diferencia de otras organizaciones?
-No somos la única organización de ayuda, pero sí somos de los pocos que ofrecen algo tan complejo como el sistema de tutorías y de mentoring. Esto implica no sólo ayudarles con el idioma sino también sobre la cultura, incluso tenemos clases de cocina y reuniones de madres. Queremos que aprendan la cultura y logren reinsertarse. Ahora con toda la situación de la guerra, estamos muy abocados a las clases de polaco. Lo que hace nuestra diferencia es el “want to want”, es decir lo personal.
Polonia entrega a Estados Unidos sus cazas de combate para que sean utilizados por fuerzas ucranianas-¿Cuáles son los proyectos que llevan adelante?
-Los últimos dos años tuvimos un proyecto que se llama “María y Masha”, la idea era ayudar a chicas de colegio de países del este que están estudiando en Polonia. Reforzábamos clases de polaco y además incluimos clases de psicología destinadas a brindar apoyo psicológico en cuanto a autoestima, complejos y cuestiones de adaptación. Es muy importante no solo saber el idioma sino sentirse seguro en el país con las posibilidades que cada uno tiene. Otro proyecto es “Ser y Pertenecer”, es decir estar en un lugar y pertenecer a ese lugar. Este lo hicimos en conjunto con cuatro países, por el Covid se retrasó un poco pero lo concretaremos en junio. Aunque ya salió de la UE, Londres sigue coordinando este proyecto. Además tenemos un proyecto de inclusión digital para jóvenes en general.
Frontera militarizada y aviones sobrevolando: cómo vive Polonia la guerra en Ucrania-¿De qué países son los migrantes que más reciben?
Hay de todos los países; nosotros no estamos cerrados a los países del este pero en realidad son la mayoría de Ucrania porque tenemos la frontera muy cerca. También vienen de Bielorrusia, de Kazastan e inclusive de Rusia.
-¿Trabajan por medio de voluntariados? ¿Cómo se sostienen financieramente?
Todo nuestro trabajo es a través de voluntarios. De momento tenemos pocos, pero ahora mismo estamos en contacto con cinco ciudades en Polonia con las que realizaremos el mismo proyecto “Fátima 2” una vez que sepamos cuánta gente es la que se queda en Polonia. Para ello estamos recaudando donativos tanto a nivel local como internacional. Además recaudamos para poder pagar sueldos porque no todo se hace con voluntad. Hasta ahora, financieramente nos sostenemos con donaciones y contribuciones de los proyectos de la Unión Europea.
La Argentina enviará "Cascos Blancos" a la frontera Ucrania-Polonia-¿De qué se trata el nuevo proyecto de apoyo excepcional para los migrantes ucranianos?
-Lo que buscamos ahora es llegar a cada uno como persona interesarnos por su situación familiar, ayudarlos a insertarse en una nueva sociedad, a conseguir una estabilidad en el país nuevo. Una de las preguntas que les hacemos es ¿Cómo ves tu futuro en este país? ¿Qué es lo que querrías conseguir? Entonces nuestra misión es ayudarlos a conseguir metas reales, sobre todo a tener una vida lo más normal que se pueda dentro de lo difícil que es la situación.
Guerra Rusia-Ucrania: las familias argentinas con bebés de vientres subrogados llegaron a PoloniaAdemás colaboramos buscando albergues, esto no es lo especifico de nuestra asociación pero lo hacemos como un modo de solidarizarnos. Por ejemplo, en estos momentos estamos coordinando con una fundación en España para que 250 personas viajen mañana. Y también logramos conseguir el primer avión que saldrá desde Polonia para España con migrantes. Esto es posible gracias a gente particular que con donativos nos colabora pero también a la gestión de embajadores que agilizan el asunto.
-¿Cómo es el panorama actualmente?
-A Polonia está llegando muchísima gente, no estamos preparados, no contábamos con centros de refugiados, de repente tenemos 2 millones de ucranianos y no tenemos cómo darles acogida. Muchos ucranianos no quieren irse a otros países porque acá están cerca de la frontera, entonces dicen “se termina la guerra y volvemos”, pero no sabemos cuándo se terminará ni en qué condiciones van a volver o con qué se encontrarán al llegar porque la cosa está muy fea, la verdad.
Más de la mitad de los ucranianos que dejó el país se refugió en Polonia-¿Cuáles son las reacciones y sensaciones de los refugiados al llegar a Polonia?
-Es mucho pánico, es una cosa muy fuerte porque de repente se vinieron, ni siquiera con una maleta, con una mochila y nada más dejando todo en su país y se han quedado sin nada. Nosotros les queremos proponer opciones y soluciones, pero ellos dicen que de momento quieren estabilizarse primero. Están como con pánico y es lógico. Tenemos que esperar un tiempo para recién presentarles nuevas posibilidades. Ese es el caso de la mayoría, pero hay algunas personas que son más pudientes y llegan con un plan concreto porque tienen gente afuera, en España o Frankfurt. La primera ola de refugiados llegaban a Polonia pero tenían a dónde irse, ahora la gente que está llegando tiene menos condiciones y menos recursos, quizás nunca han salido de Ucrania y lo poco que tenían se lo han quitado.
-¿Cómo continuará su tarea desde Pontes?
La asociación es un sueño que tenía en la cabeza. Esta situación, que es muy dolorosa, quizás a mucha gente le servirá para aprender a ayudar a los demás y mirar alrededor. Probablemente esta situación permitirá que la asociación crezca; en abril vendrán de la asociación Wonder de Londres (que trabaja en 22 países y es la que nos ayuda a nosotros), con ella trabajaremos para hacer realidad este proyecto en otras ciudades de Polonia. De hecho ya lo estamos concretando en seis ciudades más. Además, queremos hacer como “partnership” con otras asociaciones de Polonia, es decir trabajar en conjunto y apoyarnos.
En primera persona
Helana contó que la semana pasada recibieron a dos familias de Ucrania, puntualmente del pueblo de Krpsko. Aquellas familias no estaban relacionadas entre sí pero se ayudaron mutuamente en medio de la angustia y la desesperación. Galina, madre de Władek y Tania, de tres y 12 años respectivamente, huían de un tanque que pasó por encima de la cerca de su casa. “No quedó nada. La pequeña Władek comenzó a gritar ‘¡No disparen, no disparen! Nunca olvidaré su rostro aterrorizado y lloroso” recordó Galina.
Durante 12 días aquella madre y sus dos hijos durmieron en el piso de diferentes lugares, sin acceso a agua, baño o comida caliente. “Hacemos todo lo posible para que se sientan seguros. Cuando Wladek vio la cama, fue el más felíz. Ellos vinieron sin nada. Galina llora casi todo el tiempo, su marido se quedó luchando en Ucrania, ella tenía mucho miedo de venir a Polonia” relató Helena.
Finalmente agradeció a la fundación Wonder, ya que gracias a ellos pudieron brindarles artículos básicos de higiene y alimentación, zapatillas, ropa y elementos para los niños como libros y crayones. “Ahora necesitan dormir y descansar. Hay tantas familias así, nuestros corazones están llenos de dolor porque muchos niños están sufriendo”, reflexionó. (Producción periodística: Graciela Di Vico).